Conversando con Claudia Kösler

Claudia Kösler

Psicosexóloga, terapeuta de relaciones sexoafectivas. Especializada en crecimiento personal y erótico. Especialista en reprocesamiento de trauma. Facilitadora de talleres de Sexualidad (Mindfulsex) y crecimiento personal.

¿Quién es Claudia Kösler?

Claudia es una persona que evoluciona y se transforma a medida que pasan los años. Año tras año se libera de alguna coraza aliviando sus traumas emocionales. Cada año, aparece un tesoro escondido en su oscuridad. Le encanta tirarse al fango y llenarse hasta los ojos para después sacudirse y apreciar lo que encontró. Tesoros que usa para mejorar sus relaciones interpersonales, ya sean sexoafectivas o de su red afectiva, y por supuesto, consigo misma, la más importante de todas. Así mismo también los usa a favor del servicio que presta. Ella quiso dejar su camino de autodestrucción y despejar su escenario de la energía de la ‘Hater’ porque veía que no iba por buen camino: conflictos frecuentes, dificultades de conectar con otras personas, muchos años de anestesia, excesivo ruido mental, la negatividad predominaba…. Las experiencias en la primera parte de su vida adulta, le hicieron tomar conciencia del dolor de su guión de vida y así, entender la necesidad de vivir en coherencia y armonía con su esencia. Empezó a comprender la importancia de vibrar con Amor. Y no un Amor romántico. Tampoco nada que ver con las definiciones lanzadas por el sistema. Supo que su camino tenía que dar un gran cambio para empezar a construir desde y hacia el Amor. Un Amor como energía cocreadora y nutritiva para nuestro mundo y sociedad.
Hace algún tiempo, comenzó a sentir algo más grande, más allá de lo que veía. Tanto dentro como fuera, fue traspasando las corazas con una presencia amable y amorosa. Por esto mismo, ya no concibe un viaje hacia la transformación sin estos dos conceptos: AMOR Y AMABILIDAD, desde la presencia de su corazón – y no mental-. Ella sabe que seguirá cometiendo errores como parte del aprendizaje. Otros conceptos importantes para ella son: BUEN TRATO, APRENDER, SENTIR Y COCREAR.
Salir de la mente y conectar con su corazón fue todo un reto, y lo sigue siendo. Aprendió a escuchar su cuerpo para entender qué le ocurría cuando entraba en colapso ante ciertas situaciones. Y de ahí, supo que sentir-se en su totalidad (mente, cuerpo, corazón y Alma) es el canal de las respuestas que buscaba. Todo lo que quiere saber se encuentra dentro de ella o se refleja en el exterior.
Claudia ha pasado de ser una persona que solo usaba su intelecto racional a utilizar la sabiduría de su corazón y su cuerpo. Por eso, su sexualidad a día de hoy, la vive principalmente desde lo emocional y lo sensorial. Los encuentros sexuales y eróticos los vive más allá de las prácticas y técnicas amatorias. Son encuentros donde poder expresar su esencia en comunión con la de otra persona. Respetando la verdad única de cada Ser y, las necesidades y deseos de cada etapa.
Ha transformado su rechazo al Amor a la integración de éste como camino de vida.

 

 ¿Por qué decidiste estudiar psicología y posteriormente especializarte en Sexología?

Realmente quería ser veterinaria. Pero al ver la dificultad de tratar dolencias sin poder hablar con animales pensé en otras opciones… y entre ellas estaba la sexología. Me llamó la atención el programa de radio Lorena Berdún de ‘En tu casa o en la mía’ y después el programa televisivo ‘Dos rombos’. Esto fue a principios del año 2000. Pensé “yo quiero saber cosas de sexo”. Cuando investigué por donde tenía que acceder me decanté por estudiar psicología. Esta decisión la tomé con 17 años, en 2º de bachiller después de descartar estudiar policía para ser antidisturbios o anilladora en un estudio de tatuajes. Así iba mi cabeza en aquellos tiempos… Lo que no me imaginaba era dónde iba a estar a día de hoy. Principalmente porque no me veía estudiando psicología. Tenía una autoimagen nefasta. Y gracias a una buena amiga que decidió estudiar psicología, me animó y me apunté con ella. Las dos tenemos nuestro recorrido profesional como psicólogas y la estaré eternamente agradecida.

Personalmente, ¿qué te han aportado o te aportan estos estudios?

Tengo una mirada muy crítica y cuestiono todo lo que aprendo. Por tanto, lo que más me ha aportado es saber lo que no quiero aplicar. La carrera es excesivamente cognitivo conductual, muchas teorías, muchos cuestionarios y test, cero práctica si te quieres dedicar al acompañamiento personal, todo muy centrado en la mente… La primera formación de sexología, mucha patología y herramientas, a mi pensar, superficiales. En cuanto terminé, comencé mi camino por los estudios alternativos, fenomenológicos y con una mirada más humanista. Aprendí herramientas de la Gestalt, comencé con el mindfulness, me formé en constelaciones familiares y terapias sistémicas, trabajo con las partes internas, playmobils, codependencia y niñx interior… Así hasta especializarme en reprocesamiento de traumas con una perspectiva integrativa. También he de decir que las experiencias psicodélicas en ceremonias grupales con plantas medicinales -ayahuasca y tabaco- y mi acompañamiento autodidacta con hongos, que tanto demonizan muchos de mis compañerxs de profesión, me han aportado más sabiduría que los 5 años de licenciatura. Un test no te va a sanar ni tampoco quedarte en la mente. Ir a lo más profundo de nuestro Ser requiere de mucho corazón a través de diversos caminos.

Hace un tiempo (no se si un año) decidiste dar un paso más en tu proceso de crecimiento personal y te mudaste a vivir fuera de la ciudad, rodeada naturaleza y acompañada de Shango. En tu perfil, sueles compartir tus propias vivencias, experiencias y la realidad (sin tapujos) de lo que supone aprender a convivir con tus propias luces y sombras. Personalmente, pienso muy a menudo que los ritmos actuales, la dependencia a los móviles, el estilo de vida en general, nos mantienen desconectados de nuestra esencia, de la constancia que requiere el crecimiento personal consciente. ¿Qué opinas sobre ello?

Mi primer paso fuera de la ciudad fue irme a vivir a Sitges después de estar 2 años en el centro de la ciudad. Viví en un estudio a 100 metros de la playa y a 15 minutos a pie del monte del Garraf. Ahí fue donde empezó mi gran cambio. Sola con Shango, con todas mis “neuras”, lejos de mis nuevas amistades de Barcelona, y más lejos aún de mi red malagueña. Excepto los veranos, vivir en Sitges era muy tranquilo. Empecé a experimentar sensaciones muy bonitas al ver los amaneceres y atardeceres. De hecho, la primera vez que lloré por ver la belleza de los colores de la naturaleza fue en una puesta de sol de otoño. Paseaba casi cada mañana entre 40 minutos y 1 hora mirando el mar. Otras veces iba de ruta por el Garraf y me sentaba en un mirador. Reflexionaba sobre mí, mi guión de vida y hacia dónde quería ir. Todo esto intercalado con el cese progresivo de ir a la ciudad, cambios de hábitos y rutinas. Cuando vivía en Barcelona no podía pasear así y mis intereses en general, en otros. Cuatro años después me vine al bosque del Montnegre i Corredor (ahora nos acompaña Astro, un gato negro). Me alejé físicamente todavía más de mi red afectiva pero más que nunca lxs siente más cerca. Aquí soy cada vez  más consciente de la importancia de los estilos de vida según nuestras necesidades. Aunque creo que muchas veces compramos estilos de vida sin reflexionar sobre lo que realmente necesitamos en coherencia interna. Para mí, vivir en zonas urbanas como la ciudad condal de Barcelona, es estar en medio de la contaminación ambiental (no solo del aire, sino acústica y lumínica). Donde hay un exceso de estímulos para anestesiar nuestro mundo interno. Lo que impera es el consumo de absolutamente cualquier cosa y asunto, incluso del crecimiento personal. Pienso que es muy importante cuidar el contexto si se quiere realizar un proceso de (auto)sanación. Esto no quiere decir que toda persona tenga que irse a vivir al campo. Cada cual tiene su tolerancia y sensibilidad a la contaminación que comento. Sin embargo, dentro de mí, estoy segura que si viviéramos más conectadas a la naturaleza, sería mucho más liviano nuestros procesos personales. Nuestro sistema nervioso se relaja mucho más cuando escuchamos pájaros cantar, el sonido de las hojas cuando pasa el aire, oler la diversidad de olores naturales… a los claxones de los automóviles, gente corriendo por todas lados, olor a suciedad, ruido de camiones descargando y cargando… Bajar el ritmo y conectar con el propio, gestionar el estrés y la ansiedad que producen las zonas urbanas, aprender del silencio y estar a solas, y en compañía grata y cuidar la alimentación. Por esto, suelo recomendar a mis terapiadxs que cuando puedan, busquen un parque o zona verde, playas o salir de excursión a la naturaleza cuando puedan si están en un momento duro de sus procesos, que revisen su hábitos de descanso y de alimentación, en qué invierten su tiempo libre… Siento que  la naturaleza es parte de nuestro antídoto y muchas personas no quieren verlo, o no es su momento. Asimismo, visibilizar que no todo el mundo tiene los mismos recursos -económicos y emocionales-. Muchas personas viven en la naturaleza y no tienen cómo pagar un acompañamiento o no saben cómo integrar otros tipos de recursos para mejorar su mundo emocional y mental. Hay muchas personas en la ciudad viviendo en la ‘rueda capitalista’ de priorizar otros asuntos como el bienestar mental y emocional. Yo estuve ahí, y sé lo que es. Creo que cada persona ha de elegir su camino y no somos nadie para presionar a que se cambie. Estoy a favor de vivir cerca de la naturaleza con todo el respeto y cuidado que implica. Pero no voy ejercer ningún tipo de coerción para que las personas lo hagan. Por eso hablo de parte de mi proceso en mi cuenta. Por si alguien se inspira y aparece la curiosidad.

Además de tus estudios (más teóricos) tus propias experiencias te han llevado a la conclusión, cómo sueles hacer hincapié, en que “nadie tiene la verdad absoluta”. Creo que como terapeuta esta afirmación es muy importante y nos habla mucho de tu papel como profesional en los diferentes procesos con las personas a las que acompañas. ¿Cuál crees, por lo tanto, que debería ser vuestro trabajo o responsabilidad como profesionales de la psicología y/o Sexología a la hora de orientar a otras personas?

Es fundamental hacer un proceso personal para limpiar juicios, estereotipos, no dar consejos, no cargar nuestra propia historia sobre las personas (contratransferencia) y sobre todo, tener claro, que quien más sabe de sí misma es la propia persona. Lxs psicólgxs no estamos conviviendo 24/7 con nuestras terapiadxs. Lxs vemos una hora a la semana, o cada dos, tres… según el caso y la demanda. Estamos para acompañar con la diversidad de herramientas, dar otros puntos de vista, abrir un espacio de compasión y amabilidad para el dolor de la historia ajena, donde la persona ha de encontrar sus respuestas, a su ritmo. Si presionamos, se cerrarán y se irán. Si escuchamos, exploramos, indagamos, damos sugerencias, somos amables e incluso, podemos reírnos en algún momento, las personas se quedarán para seguir profundizando en sí mismas. Aún así, no siempre está todo en nuestras manos para que las personas sigan un proceso. Muchas abandonan no solo por no sentirse escuchadas o por sentirse juzgadas, sino porque se les hace muy duro mirar su dolor. Respetar estas decisiones forman parte de nuestro trabajo. Por otro lado, veo el buen trato como la base del trabajo terapéutico. No somos dioses ni diosas. Somos mortales con las mismas “neuras” o traumas emocionales pero con unas ventajas, conocemos muchas más herramientas y la manera de aplicarlas. También creo que es importante ser humildes y no coger cualquier caso. Cada profesional ha de saber cuales son sus limitaciones. Tampoco estamos para regañar ni penalizar. Si alguien vuelve a caer en un patrón antiguo, exploramos qué ha pasado. Si no se ha hecho una tarea o sugerencia propuesta en sesión, indagamos. Aprender a observar la energía de quien se sienta delante nuestra, escuchar, explorar, indagar, reflexionar en conjunto, confrontar amorosamente, ser amable, preguntar, chequear, dar las gracias por confiar, dar espacio al silencio y sostener el dolor, creo, son los aspectos principales para acompañar a las personas.

Por último, me gustaría resaltar tu trabajo, no solo como profesional, si no como ejemplo de persona que ha decidido llevar un estilo de vida que se adapte más a sus propios ritmos, sus necesidades, aunque a veces no sean las ideales, pero que te mantienen conectada a tu propia esencia. Pienso que es un lujo contar con una profesional que no solo hace uso de la teoría aprendida, si no que ha adquirido y adquiere sus propias herramientas a través de sus propias vivencias. ¿Qué le dirías a aquellas personas que quieren llevar un estilo de vida más saludable, más consciente y conectada con lo que le rodea, pero que sienten que tal vez no tienen herramientas para ello?

Siento mucho gratitud que me veas como un ejemplo a seguir. Yo me veo como ‘Si alguien se inspira con algo del contenido que comparto, me alegraré’. Ser un ejemplo son palabras mayores, al menos, ahora mismo. Me queda aún mucho por aprender. ¡Soy muy jóven! Tan solo soy del 89 jejeje. Y sí, mis experiencias suman a mi conocimiento profesional. Si no pruebo la teoría, ¿cómo voy a dar sugerencias, aplicar técnicas o simplemente estar presente con lo que hay? Tiene mucho sentido sentir y experimentar en nuestras carnes aquello que nos enseñan. Para mí es mi pilar central en mi profesión. Cuidarme es cuidar mis terapiadxs. Ser un sostén del dolor y el sufrimiento ajeno, no es fácil. Por eso vivo como vivo y tengo el horario reducido de consulta. Quiero disfrutar de mi vida y mi misión (profesión).
Entonces, para quienes quieren empezar o continuar con una vida más coherente desde la consciencia y la salud, lo primero, OBSERVARSE: observar con amabilidad qué hacen y no hacen, cómo se sienten ante ciertas personas y situaciones, las señales del cuerpo (¡grandes respuestas!) y cuáles son sus pensamientos. Cuando empiezas a observarte empiezas a ver muchas cosas que pasabas por alto. Y de ahí, empezar a hacer pequeños cambios, sin exigencias, o al menos, la menos posibles.


– Para contactar con Claudia Kösler:

Teléfono: 652347524

E-mail: koslerclaudia@gmail.com

Instagram: @esenciadeser_claudiakosler

– Fotografía de Claudia realizada por Laure. IG: indiagitana_

Scroll Up